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EVALUACIÓN NEURO PSICOLÓGICA Y DE LA PERSONALIDAD EN HOMICIDAS DE AMBOS SEXOS CON RASGOS PSICOPÁTICOS

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Mensaje  diego lindow Miér Mayo 19, 2010 1:11 am

EVALUACIÓN NEURO PSICOLÓGICA Y DE LA PERSONALIDAD
EN HOMICIDAS DE AMBOS SEXOS CON RASGOS PSICOPÁTICOS


Lic. Francis Krivoy
Lic. Analy González
Lic. María C. Mendoza
fkrivoypsi@psicologiajuridica.org


La conducta homicida suele asociarse a la personalidad psicopática; durante años este tema ha generado gran controversia. Belloch, Sandín y Ramos (1997) plantean que a pesar de la trayectoria que tiene el estudio de la psicopatía y del surgimiento de diferentes intentos para explicar su etiología y naturaleza, aún no existe una teoría comprehensiva sobre este trastorno, vinculado al hecho de entender la psicopatía a partir de teorías sobre la delincuencia. Además, estos autores indican que existe discrepancia en cuanto a las diversas descripciones clínicas de la psicopatía y la manera de operacionalizar el trastorno, sin ser clara la distinción entre este término y el trastorno antisocial de la personalidad (TPA), aspecto que apoyan diversos autores (Loving y Rusell, 2000; Mata 2001) al señalar que el TPA se define exclusivamente por criterios conductuales, mientras que la psicopatía implica, no solamente la conducta observable, sino también rasgos emocionales, relacionales y caractereológicos. Belloch, Sandín y Ramos (1997) plantean, adicionalmente, que existen problemas en relación a la población estudiada, siendo práctica habitual evaluar delincuentes con conducta violenta sin comprobar si existe diagnóstico de psicopatía.

Kernberg (1994) señala que la activación del desarrollo libidinal en las relaciones madre-hijo presupone una disposición innata al apego que requiere de estimulación externa para activarse. Supone que a partir de la aparición de las relaciones objetales se genera un mundo intrapsíquico de relaciones investidas afectivamente de una cualidad tanto gratificante como aversiva. El fallo en estas primeras identificaciones tendrá una repercusión fundamental en la formación futura de la personalidad. Para Kernberg todos los pacientes con personalidad psicopática presentan un nivel de funcionamiento limítrofe que implica un yo inmaduro, por lo que se dificulta el manejo de la ansiedad e impulsividad. Se encuentra regido por el principio del placer y utiliza defensas primitivas, lo cual hace referencia a la dificultad para integrar las características buenas y malas de un mismo objeto. Finalmente, hay una falta de integración del superyo debido a una organización pre-edípica, donde las normas no están introyectadas.

Por otra parte, se ha sugerido que en la psicopatía, además de estar comprometida la estructura de personalidad, también están alteradas las funciones cognitivas, en este sentido la neuropsicología puede aportar información relevante para la comprensión de dicho trastorno, entendida como el estudio de la relación cerebro-conducta. Se ha señalado que existe una relación entre la corteza frontal y la psicopatía, así mismo que el hipotálamo sería el principal encargado de regular las funciones neuroendocrinas vinculadas con la agresión. También se ha establecido relación entre la conducta agresiva y la disminución de ciertos neurotransmisores que participan en la inhibición de los comportamientos agresivos tales como la serotonina, dopamina y noradrenalina (Garrido, Stangeland y Redondo, 2000). Estos mismos autores señalan que la adquisición de pautas de comportamientos agresivos resulta de complejas interacciones de factores genéticos y ambientales.

Generalmente la descripción de la psicopatía se ha referido a sujetos de género masculino, sin embargo, cada vez más se reportan actos delictivos cometidos por mujeres, es por ello que se incluyen en el estudio la consideración de la psicopatía en ambos sexos.

La presente investigación tiene el propósito de identificar el patrón de funcionamiento neuropsicológico y de la personalidad en adultos venezolanos que han cometido homicidio y diagnosticados con diferentes niveles de psicopatía. La muestra quedó constituida por 26 reclusos de ambos sexos (13 hombres y 13 mujeres) entre 18 y 45 años de edad, recluidos en instituciones carcelarias nacionales tales como el Instituto Nacional de Orientación al Menor (INOF) y el Internado Judicial de Los Teques, que hayan cometido homicidios, con un mínimo de 6 meses sin consumo de sustancias psicoactivas y un nivel de instrucción mínimo de primaria. La muestra fue evaluada mediante la Lista de Chequeo de Psicopatía Revisada de Hare -PCL-R (Hare, 1991), pruebas neuropsicológicas: Cognistat y Exit y de personalidad: el Psicodiagnóstico de Rorschach de acuerdo al Sistema Comprehensivo de Exner y las Escalas de Kwawer y Gacono-Meloy.

En líneas generales, y a partir de la evaluación, se aprecia que la muestra global de homicidas presentan Trastorno de Personalidad Psicopática, siendo los principales rasgos identificados con la PCL-R la mentira patológica, falta de remordimiento o culpa, incapacidad para aceptar la responsabilidad de sus propias acciones, afecto superficial, necesidad de estimulación, propensión al aburrimiento, ausencia de metas realistas a largo plazo, impulsividad y pobres controles conductuales. Así mismo, se presenta escasa visión de futuro. Es importante señalar que se manifiesta un mayor nivel de psicopatía en la muestra de hombres homicidas que en la de mujeres, lo que concuerda con los resultados obtenidos por Hare (1991).

La muestra comparte una historia de vida caracterizada por inestabilidad y relaciones conflictivas, donde es común la convivencia dentro de hogares desestructurados, estando la figura paterna y/o materna ausentes, la falta de vínculos afectivos significativos, positivos y duraderos, así como la experiencia de abuso y maltrato tanto físico como verbal, siendo esta última más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Se puede observar que en los primeros años de vida se hace frecuente la existencia de desórdenes de conducta tales como hiperactividad, impulsividad, déficit de atención y conductas agresivas, más tarde en la fase de la adolescencia incursionan en actos vandálicos, robos, daños a la propiedad privada, consumo de drogas y alcohol, haciéndose frecuentes los arrestos antes de los 17 años y finalmente, en la adultez, se involucran en actos delictivos de mayor gravedad como lo es el homicidio, acompañado de la adicción a las drogas, el alcohol y actividades fraudulentas, entre otras.

En general, la muestra manifiesta una seria dificultad en el campo de las relaciones interpersonales observándose una incapacidad para comprender los sentimientos de los demás, así como para situarse en su punto de vista, por el contrario se hace presente una constante desvalorización del otro, lo cual, según Marietan (2001), constituye una maniobra psicológica referida a la cosificación del otro, negando los atributos que lo valoran como persona para considerarlo como objeto y manipularlo. Aún cuando en ambas muestras existe una incapacidad para establecer vínculos afectivo duraderos, profundos y persistentes, en los hombres se manifiesta como infidelidad en tanto que en las mujeres como promiscuidad.

Es importante mencionar que la muestra de hombres homicidas presenta un mayor fracaso, que la muestra de mujeres, en adaptarse a las normas sociales con respecto a la conducta legal, mientras que las mujeres presentan mayor absentismo escolar, incapacidad para mantener una conducta laboral consistente, rasgos de ansiedad y depresión, ideaciones e intentos suicidas. Resulta significativo que la criminalidad en la mujer presenta una mayor variabilidad en cuanto a los actos delictivos, entre los cuales se reportaron la prostitución, aborto, infanticidio y filicidio.

Los resultados obtenidos en la evaluación neuropsicológica apuntan a un inadecuado funcionamiento cognitivo y del lóbulo frontal, reportándose fallas en la regulación de la actividad voluntaria, la cual se encuentra a merced de la impulsividad.

Según la evaluación realizada mediante el Cognistat, en la muestra global se mantienen conservadas las áreas de conciencia y orientación, presentándose los principales déficit en las áreas de atención, memoria y razonamiento. Es importante señalar que estos déficit cognitivos resultan más acentuados en la muestra de mujeres homicidas que en la de hombres, lo cual puede estar condicionado, por el alto consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas, el cual es mayor para las mujeres que en los hombres en la muestra evaluada y los niveles de depresión y ansiedad presentes en esta muestra, factores que pueden interferir en el funcionamiento cognitivo.

Los déficit encontrados a partir de la evaluación neuropsicológica indican la presencia de un pensamiento concreto y poco flexible, además escasa capacidad de generalización y abstracción. Así mismo, presentan dificultades en la organización y estructuración de sus conductas, lo que acompañado de la impulsividad conduce a la emisión de respuestas erradas.

Otra de las disfunciones observadas se refiere a los déficit en los procesos de atención, es decir, una disminución en la capacidad para mantenerse centrado en una actividad, estando esto relacionado con la capacidad de concentración. En cuanto a ello, autores como Hurt y Naglieri (1992) señalan que la existencia de un déficit de atención constituye un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos de conducta, comportamientos agresivos y conducta delictiva. Es importante señalar que las mujeres presentan una mayor dificultad en la atención que la muestra de hombres homicidas, posiblemente esto se deba a que las mujeres están más propensas a la ansiedad la cual pudiese estar actuando como un distractor de la atención.

En el área del lenguaje (comprensión, repetición y nominación) también se reportaron importantes déficit, Hare (1979 c.p. Belloch, Sandin, y Ramos, 1995) señala un empleo inusual del lenguaje por parte del psicópata jugando así un papel reducido en la mediación y regulación de su conducta, esto ha sido atribuido a un déficit madurativo a nivel neurológico relacionado con las teorías de la inmadurez cortical, referidas estas a la limitada capacidad de procesamiento de información y la debilidad de los mecanismos de inhibición conductual. Por otra parte, esto pudiese estar vinculado a factores socioculturales y familiares propios del medio donde se desarrollan, caracterizados por un privilegio de la acción sobre la reflexión y la palabra.

Se presentaron importantes déficit en la memoria a corto plazo, como lo señala Kaplan y Sandock (1999) el abuso continuado del alcohol y sustancias psicotrópicas presente en estos sujetos afectan la capacidad de retención de nuevos aprendizajes dado que para poder realizar nuevos adquisiciones se debe recurrir a la voluntad, esfuerzo, concentración, alta motivación y frecuentes repeticiones sucesivas de la información, habilidades que en la muestra de sujetos homicidas se encuentran disminuidas. Por otra parte, el déficit que presentan en atención afecta la capacidad mnémica.

Las dificultades reportadas en el área de cálculo resultan mayores en las mujeres que en los hombres. Dicha dificultad se encuentra vinculada a las funciones cognitivas de concentración, memoria y atención en conjunto con los conocimientos y operaciones numéricas, así mismo esta habilidad matemática incluye a su vez la capacidad para comprender e integrar información verbal presentada en el contexto matemático la cual se haya igualmente disminuidas en esta muestra. Asociado a esto está, en primer lugar, la educación y los patrones de crianza, en los cuales la mujer está expuesta a menos exigencias en el área, y en segundo lugar, a diferencias biológicas donde los hombres presentan una mejor ejecución en aquellas tareas que involucran conocimientos matemáticos.

Uno de los mayores déficit reportados corresponden al área de razonamiento, mostrándose una disminución en la capacidad para valorar correctamente una situación y actuar adecuadamente ante la misma, así como dificultades en la capacidad de generalización y abstracción además de una disminución en la capacidad para evaluar, discernir y elegir entre varias opciones en una situación dada.

Es importante señalar que los déficit en razonamiento fueron más severos en la muestra de mujeres que de hombre. En cuanto a ello Lombroso y Ferrero (1990 c.p. Del Olmo, 1988) señalan que cuando en las mujeres la ejecución de la maldad predomina se observa que la criminalidad presente en la mujer normal se transforma en una acción que en ocasiones es más terrible que la ejecutada en el hombre, lo que pudiese deberse a rasgos de una superestructura histérica que tal y como lo señala Vallejo (1998) se encuentra relacionada con la psicopatía femenina en el sentido de que la histeria en la mujer es un síndrome equivalente a la psicopatía en el varón; esto implica un fracaso en la capacidad adaptativa de la emoción por lo que pudiesen desatarse más fácilmente los instintos llevándolas a ejecutar impresionantes actos delictivos. Estos rasgos histéricos se pudieron observar en una apariencia física bastante llamativa, conducta extrovertida (risas incontrolables), dramática (llantos no resonantes) y excitable, búsqueda constante de atención, tendencia exagerar sus pensamientos y sentimientos. Kaplan y Sandock (1999) señalan que estos rasgos histéricos facilitan la constante búsqueda de sensaciones, abuso del consumo de sustancias y actuar promiscuamente.

Se pudo observar que existe una relación entre el nivel de psicopatía y el déficit cognitivo, es decir, a mayor nivel de psicopatía mayor déficit cognitivo en las áreas de atención, lenguaje, memoria y razonamiento. En líneas generales el perfil cognitivo de las mujeres se encuentra más comprometido que el de la muestra masculina especialmente en la capacidad de razonamiento.

Por otra parte, la muestra global presenta déficit significativos en las funciones ejecutivas y en el pensamiento divergente en los tres niveles de psicopatía, lo que sugiere un compromiso de la región frontal. La mayoría de los déficit encontrados en el Exit se ubican en la región dorsolateral y orbital lo cual implica la existencia de dificultad en la planificación, flexibilidad, motivación, control e inhibición de la conducta, siendo los sujetos incapaces de usar la previsión y la experiencia para mantener un objetivo, centrarse y mantener el esfuerzo, mostrándose poco atentos y desmotivados. Tal y como lo señala Kaplan y Sadock (1999) los déficit en esta región impiden la capacidad para planificar una actividad cognitiva nueva, tendiendo a un pensamiento trivial, de aquí que se hayan observado marcadas conductas de perseveración en las evaluaciones realizadas. Así mismo, Mata (2001) señala que en estas personas existe un defecto en las funciones inhibitorias asociado a déficit neurológico, reportándose en la muestra signos de liberación frontal, conductas desinhibidas, dificultades para controlar conductas reflejas, signos de conducta de imitación, que muestran una falta de espontaneidad.

Se observó que a mayor nivel de psicopatía mayor es el déficit en las funciones ejecutivas que se encuentran a cargo del lóbulo frontal, siendo éste una de las áreas que alcanza su máximo desarrollo en forma más tardía, los déficit encontrados en el mismo, indican un funcionamiento primitivo. Esto sugiere que el trastorno psicopático no sólo se debe a un fallo en la estructura dinámica, ni al producto de dificultades en el establecimiento de las relaciones en etapas tempranas del desarrollo, sino que además indica la existencia de un sustrato orgánico que predispone la aparición de este trastorno.

Los aspectos señalados hasta el momento se corresponden con algunos indicadores arrojados por el Rorschach en cuanto al procesamiento de información, mediación e ideación, caracterizados por una tendencia a simplificar los estímulos percibidos y dificultades en la toma de decisiones debido a un análisis apresurado de la situación problema que conlleva a decisiones prematuras, erradas y poco eficaces tal como se pudo observar en el área de razonamiento evaluada en el Cognistat, haciéndose frecuentes las perseveraciones en el pensamiento lo que se corrobora con las perseveraciones encontradas en el Exit que indican la rigidez e inflexibilidad cognitiva.

En cuanto a los aspectos de personalidad, tal como señalan Gacono y Meloy (1994) y Decena (2000), se reportó una tolerancia al estrés mayor a la habitual (egosintonía), pocos recursos a disposición del sujeto, evitación de estímulos afectivos, así como una poca modulación de la naturaleza de las emociones, llevando esto a una expresión intensa de las mismas, gran cantidad de actividad mental promovida por los impulsos que predispone a la acción agresiva e impulsiva, caracterizada por un paso a la acción demasiado rápido sin la debida reflexión previa, sin valorar las consecuencias de los actos, además de existir en estos sujetos una incapacidad para demorar las gratificaciones, de aquí su baja tolerancia a la frustración.

En cuanto a los aspectos de personalidad se observan, como señalan Gacono y Meloy (1992), Weiner (1992) y Kernberg (1994), rasgos de inmadurez en el terreno de las relaciones interpersonales caracterizado por relaciones superficiales y/o dificultades para conservarlas, desinterés por las relaciones humanas, limitación para captar las necesidades de los otros y poca capacidad para prestar ayuda, historia interpersonal impregnada de conflictos, insatisfacciones y aislamiento. Un alto porcentaje de la muestra puntúa en el Indice de Déficit de recurso que se refiere a las capacidades de interrelación del individuo.

En cuanto a esta dificultad en el establecimiento de vínculos emocionales Kernberg (1989) y Gacono y Meloy (1992) señalan que es característica de los estados pre-edípicos de la personalidad debido a un fallo en el apego temprano madre-hijo, resultando así una protesta iracunda cuando las circunstancias externas frustran los deseos o necesidades del mismo, es por ello que Mata (2001) identifica a la agresión como reacción secundaria ante la frustración de necesidades básicas de relación, esto coincide con la historia de estos sujetos perteneciente a un núcleo familiar poco estructurado e inestable, maltrato infantil, padres con historia de consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas, así como conductas delictivas. De igual manera, el dominio de los impulsos es crucial para el establecimiento de relaciones satisfactorias.

En estos individuos se presenta una dificultad en la capacidad para integrar los aspectos positivos y negativos del otro y de sí mismos, así como para mantener una imagen interna del otro.

En la muestra global se presenta una tendencia a percibir como negativas las intenciones de los otros, lo que predispone a los sujetos a responder de manera agresiva cuando su espacio personal se ve amenazado, siendo el recinto carcelario un factor que predispone a una dinámica defensiva.

Se puede observar en las mujeres, la presencia de algunos rasgos depresivos acompañados con problemas de autoestima así como por un importante potencial suicida. Este componente depresivo puede deberse por un lado a la historia de maltrato, abandono y eventos traumáticos en la infancia, mayores a los observados en la muestra masculina y por otra parte, la discrepancia observada entre sus ideales extraordinariamente elevados y la realidad de su situación.

Existe una marcada tendencia a organizar y percibir el entorno en términos idiosincráticos, emitiendo comportamientos poco convencionales y poniendo en evidencia distorsiones en el pensamiento.

La evaluación realizada mediante el Rorschach reporta fuertes tendencias hostiles, oposicionistas y agresivas propias de estos sujetos. Aún cuando bajo el Sistema Comprehensivo de Exner no se detectó gran cantidad de respuestas agresiva, mediante el uso de las escalas de contenido si se pone de manifiesto una presencia significativa de estas tendencias. Según Gacono y Meloy (1994) esta tendencia se asocia a una vivencia real del daño y su posterior transferencia en resentimiento y hostilidad dirigida al mundo externo, esta internalización de objetos deteriorados dificulta el establecimiento de relaciones objetales adecuadas debido a que se resaltan la partes negativas de los objetos, las cuales guían el comportamiento.

Es importante destacar que en la muestra de mujeres homicidas se presentan respuestas de contenido sadomasoquista, que no son observadas en la muestra masculina; en estas respuestas se advierte, como lo señalan Gacono y Meloy (1994), la tendencia a experimentar placer cuando se logra el dominio del otro convirtiéndose en activo lo que fue pasivamente experimentado, muestra de ello es un caso de una mujer homicida víctima de constantes abusos sexuales durante la infancia, quien a consecuencia de ello incursiona en el mundo del delito encontrándose actualmente recluida por el homicidio de un hombre que anteriormente la había violado, reporta haberse dedicado a extorsionar hombres ante lo cual sentía mucho placer, Vb “...yo los seducía y los llevaba a un hotel una vez allí los maltrataba y robaba, sentía tanto placer cuando los veía suplicando por sus vidas y gran emoción cuando veía salir la sangre (se ríe)”.

Por otra parte, en los hombres se presenta una alta frecuencia de respuestas de agresión potencial ausentes en la muestra de mujeres, lo que de acuerdo a Gacono y Meloy (1994) puede implicar una futura emergencia de agresiones de contenido sádico o mayor capacidad de postergación y control.

De aquí la importancia de incorporar el uso de las escalas de contenido como una manera de complementar la observación registrada. En este estudio se observa alta frecuencia de respuestas de contenido animal (murciélago, cangrejos, arañas y osos), criaturas de ficción (monstruo, vampiros y fantasmas), adjetivos calificativos (feo, espachurrado, muerto, tenebrosa, monstruosa), también se observa una tendencia a percibir el medio como hostil (fuego, llamas, volcán en erupción). Todo ello refleja los altos niveles de agresividad presentes en la muestra, así como la percepción distorsionada que estos sujetos tienen acerca del mundo. También se hace frecuente el uso de diminutivos como unas manera de minimizar la agresión.

Se pudo observar en la muestra global un grado significativo de respuestas que reflejan relaciones objetales primitivas planteadas por la escala de Kwawer, estas relaciones están caracterizadas por disturbios como lo son la unión simbiótica, procesos internos malignos, lo que indica la inmadurez presente en estos sujetos donde existe un intenso conflicto emocional interno, emergiendo así fácilmente los impulsos agresivos, lo cual se debe a un déficit en el desarrollo de la concepción de otro, en la capacidad de apego y en la dificultad para respetar los límites.

También se puede evidenciar la presencia de respuestas de idealización a un nivel primitivo, este tipo de respuestas se refieren a objetos no humanos, lo que reafirma el funcionamiento primitivo, pues tal como lo señalan Gacono y Meloy (1994) se originan en las etapas tempranas del desarrollo.

Estos resultados en el Rorschach apuntan a una estructura de personalidad limítrofe.

A partir de lo dicho anteriormente se evidencia un funcionamiento neuropsicológico y de la personalidad primitivos que subyace al trastorno psicopático. Así, el estudio de este tipo de trastorno requiere de un abordaje integral que abarque todas las variables que conducen a la conformación de la personalidad psicopática.
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